La falta de planificación es siempre un problema, generalmente muestra formas de mal gobierno en mayor o menor intensidad, y eso facilita formas de corrupción y fraude. La importancia estratégica de la planificación es capital, ya que, reduce profundamente las prácticas de gestión basadas en la improvisación, la falta de visión general, las propuestas incoherentes con las funciones concretas de departamentos específicos, facilita la transparencia y el rendimiento de cuentas de las Instituciones, y actúa como elemento de prevención de las prácticas fraudulentas y corruptas de la gestión pública.